9- La memoria emocional

Los recuerdos no se centran sólo en los hechos acontecidos, sino también en las respuestas fisiológicas que se produjeron simultáneamente; de hecho, la intensidad y la relevancia emocionales de una situación parecen ser los factores clave que explican que su huella se mantenga a largo plazo.En algunas ocasiones puede incluso que la memoria emocional de un evento siga existiendo después de que se hayan olvidado los hechos; esto sucede de forma habitual en los casos de fobia, en que no siempre se recuerda cuál fue la experiencia traumática que provocó la aparición del miedo.En este artículo describiremos qué es la memoria emocional y cuáles son sus bases biológicas, además de definir la naturaleza y los mecanismos de influencia de las relaciones entre el recuerdo y las emociones.
En el ámbito de la Psicología podemos definir la memoria emocional como el aprendizaje, el almacenamiento y el recuerdo de eventos asociados con las respuestas fisiológicas que se daban en el momento en que tuvieron lugar dichos sucesos. Se relaciona también con la recuperación de otras informaciones y detalles asociados con el evento concreto.No obstante, se trata de un concepto muy amplio cuyo uso varía en función del contexto; por ejemplo, el célebre pedagogo teatral Konstantin Stanislavski llamó “memoria afectiva” a una técnica de interpretación consistente en recordar eventos para evocar emociones determinadas.La memoria emocional es uno de los aspectos nucleares de la identidad humana: nuestros recuerdos autobiográficos más vívidos suelen estar asociados a emociones muy intensas, sean positivas o negativas. Se ha planteado que recordamos el estado fisiológico en que nos encontrábamos en un momento dado más que los hechos en sí mismos.Desde la perspectiva evolucionista se defiende que la memoria emocional se desarrolló porque aumentaba nuestra capacidad de adaptación al entorno, permitiéndonos reaccionar de forma rápida a situaciones que podían implicar un peligro para la supervivencia.
La memoria y la emoción son procesos íntimamente relacionados; todas las etapas del recuerdo, desde la codificación de información hasta su recuperación a largo plazo, son facilitadas por factores de tipo emocional. Esta influencia es bidireccional, de modo que los recuerdos provocan con frecuencia la aparición de emociones, por ejemplo.La emoción tiene efectos moduladores tanto en la memoria declarativa o explícita como en la no declarativa o implícita. Lo que hace que recordemos mejor o peor un suceso no es tanto su relevancia en la historia personal como la intensidad de las emociones que experimentamos cuando ese momento tuvo lugar.

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